Con la
canción “Ella se arrebata, bata bata bata, boom boom se arrebata…” empezó
nuestro siguiente día, para unos más temprano que para otros, como Vanesa, que
se despertó viendo rayos de sol tumbada en la arena.
Tras un
desayuno de mortíferas moñuas ahogadas en leche fue llegando la “juventud” del
pueblo para enseñarnos unos juegos tradicionales (petánca, la rana, cuatrola,
dominó…) donde nosotros regresamos al pasado y ellos volvieron a sentirse
jóvenes con una maquina del tiempo para volverlo hacer…
Como
sufrimos una gran ola de calor, de calor de verano nos dimos un chapuzón en la
playa del madroñal.
A la
hora de la comida todavía seguíamos en el pasado, gracias a un tremendísimo,
grandísimo, riquísimo y deliciosísimo puré de patatas y calabacín acompañado de
un poco de carne de burro de Chihuahua (para los pringaos que no se enteren,
una ciudad).
Tras
los campeonatos nos tocaron la fibra sensible y saltaron alguna que otra
lagrimilla con una dinámica de personalidad. Terminamos la tarde con la mítica,
grandiosa y espectacular Guerra de Pinturas en la que todos querían parecer
imitar a Mario Antúnez (por su afición a la caza). Después de unos buenos “refregones” para
quitarnos la “mierda” nos fuimos a echar una “partía” de huevos de avestruz al
campo de al lao.
Por
último, terminamos la noche con el juego de Ángeles, Demonios y Chupacabras y
nuestros ya conocidos mundialmente Buzón nocturno y Allá tú.
Pd:
Francisquino wapo